Hoy 21 de Marzo, no quería irme a dormir sin dedicarle una entrada a Ayrton Senna, ya que hoy habría cumplido 52 años, si aquella fatídica tarde del 1 de mayo de 1994 no se lo hubiese llevado antes de tiempo, a los mandos del Williams FW16.
Considerado unánimemente no como uno de los mejores pilotos, sino como el mejor de todos los tiempos. Una vida siempre ligada al deporte motor, un hombre que supo ganarse el afecto de la gente y el respeto de los más rigurosos críticos del mundo del motor. Un talento dotado de un manejo que hacía que todo fuera fácil y que le permitía ser el mejor en cualquier circuito.
Ganó el Campeonato Mundial de Pilotos de Fórmula 1 en tres ocasiones 1988, 1990 y 1991. Logró también dos subcampeonatos, en 1989 y en 1993, los dos por detrás de su gran rival, el francés Alain Prost.
Senna murió a 300 Kilómetros por hora y así vivió, fiel a su estilo de velocidad, una vida muy rápida; pero ha conseguido algo que este donde este, ha de estar orgulloso, haber hecho historia en el mundo de la Fórmula 1, y ser el ídolo y mentor de campeones actuales de la talla de Michael Shumacher y Fernando Alonso.
Senna, nunca te olvidaremos.
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